LA
EUTROFIZACIÓN DE LAS AGUAS.
En
los ecosistemas acuáticos, el fósforo resulta ser un elemento
biolimitante dado que suele encontrarse de modo natural en cantidades
reducidas. Esto significa que en un agua, por muy alta que sea la concentración
de otros nutrientes, el fósforo determina la producción de biomasa de los
vegetales del plancton, que son la base de las cadenas tróficas acuáticas.
Recuerda que los vegetales, como los animales, precisan fósforo para fabricar
biomoléculas (ácidos nucleicos, fosfolípidos, etc.) y que debe presentarse en
forma de fosfatos para poder ser asimilado. [“Cualquier cadena es tan débil
como el más débil de sus eslabones”]
En
ríos y lagos, una aportación excesiva de fósforo provoca a largo plazo un
efecto contaminante que puede acabar con gran parte de la vida del ecosistema
donde se produce. En nuestra sociedad, el exceso de fosfatos de los abonos y
de los detergentes de uso doméstico, que irremediablemente acaban en las
aguas, llevan a este fenómeno conocido como eutrofización artificial [eu
= bueno, verdadero; trófico = alimentación]. De modo resumido, ésta es la
secuencia de fenómenos que se suceden:
Aporte
de fósforo =proliferación de algas unicelulares = agotamiento del nitrógeno (en
forma de nitratos, y también biolimitante aunque menos que el fósforo) del agua
= desaparición de las algas unicelulares y proliferación desmedida de las
cianobacterias ya que pueden aprovechar el nitrógeno atmosférico = por
competencia, falta de espacio y de luz y agotamiento de otros nutrientes (puede
que acaben con el fósforo), muerte masiva de las cianobacterias = gran cantidad
de materia orgánica que es descompuesta por bacterias aerobias = agotamiento
del oxígeno del agua en la oxidación de la materia orgánica = aparición de
bacterias anaerobias que fermentan los restos y producen mal olor
(putrefacciones) = muerte de los animales acuáticos (peces, artrópodos, etc.)
por falta de oxígeno.
Por
lo tanto, el efecto final de la eutrofización es indeseable y en muchos casos
catastrófico por cuanto que produce mortandades masivas de peces, alteraciones
graves en los ecosistemas acuáticos y hace disminuir notablemente la calidad de
las aguas, restringiendo sus posibilidades de uso.
En
sentido amplio, la eutrofización
artificial también se produce por vertido de materia orgánica a los cauces de
los ríos o a los lagos, ya que el consumo de oxígeno por parte de las bacterias
descomponedoras provocará el mismo efecto final. Es un tipo de contaminación
muy común como resultado de verter las aguas residuales urbanas y, en nuestra
tierra, además por los vertidos ilegales de alpechín y otros residuos de las
almazaras.
No
obstante, también puede darse una eutrofización natural, que afecta
sobre todo a masas de agua con poca movilidad como lagos o embalses, y en estos
casos es un proceso que avanza lentamente a lo largo de los años. La
proliferación de algas reduce la entrada de luz, por lo que los vegetales que
viven en el fondo (algas y plantas superiores) disminuyen la fotosíntesis y pueden
llegar a desaparecer.
Frente
a aguas eutróficas o excesivamente ricas en nutrientes, se suele emplear el
término de aguas oligotróficas para
designar a aquellas muy pobres en sustancias que puedan ser de utilidad para
los productores acuáticos. Por ello, en estas aguas no abundan los seres vivos
(ejemplos de aguas oligotróficas son las de los lagos de alta montaña como los
que hay en sierra Nevada).
CONTAMINACIÓN
DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS, SOBREEXPLOTACIÓN Y SALINIZACIÓN DE LOS ACUÍFEROS.
Las
aguas subterráneas suponen un recurso muy importante (la mayor parte de agua
dulce líquida del planeta). En nuestro país, la explotación de los acuíferos en
las últimas décadas ha permitido convertir en regadío amplias zonas de secano:
desde Castilla-La Mancha a Andalucía) e incluso cultivables otras que antes
eran desérticas (provincias de Almería y de Murcia).
Las
aguas subterráneas forman parte de la dinámica de los ríos (las vegas de los
ríos, son muy ricas en agua subterránea, y de hecho el propio río supone el
afloramiento en superficie de un acuífero. Además, la mayor parte de los ríos
nace en manantiales). Pero las aguas subterráneas, debido a sus características
propias son muy sensibles a ciertos impactos. Los problemas que el uso y abuso
humano hacen de ellas son la contaminación, la sobreexplotación y,
en el caso de acuíferos costeros la salinización.
Contaminación
de acuíferos: la contaminación de un
acuífero puede ser puntual, cuando hay un foco localizado, como es el
caso de un vertedero no controlado en el que los lixiviados (líquidos
desprendidos o el agua de lluvia) percolan hasta llegar al acuífero. Las fosas
sépticas que se hacen en muchas casas de campo y granjas, cuando no se
dispone de red de alcantarillado, también producen este efecto. (Contaminación
por materia orgánica y, en los vertederos, también metales pesados).
La
contaminación difusa es más preocupante ya que resulta difícil de
prevenir. Mayoritariamente se debe a los productos fitosanitarios que se
emplean masivamente en agricultura y que van desde fertilizantes hasta pesticidas
(en los últimos años, muchas localidades de la campiña cordobesa tienen
prohibido durante largas temporadas el uso de agua corriente por la
contaminación con nitritos procedentes del abonado de los campos).
Sobreexplotación
de los acuíferos: la sobreexplotación
de un acuífero tiene lugar cuando se extrae de él más agua que la que entra en
su recarga. A la larga, como es obvio, el acuífero se vacía. Los problemas que
esto acarrea son múltiples, desde la pérdida del recurso a la disminución del
caudal de los ríos (viéndose afectados sus ecosistemas: muchos pequeños ríos de
los alrededores de Jaén hoy no son más que arroyos), pérdida de fuentes,
subsidencia de los terrenos (hundimientos: la ciudad de Venecia se está
hundiendo en su bahía por la sobreexplotación de sus acuíferos) [El hundimiento
de un túnel de metro en el barrio del Carmel de Barcelona en el año 2.005
provocó el desmoronamiento de varios edificios. Pero el desalojo de otros
muchos por aparición de grietas -hasta mil familias perdieron sus hogares- se
debió a que para evitar la inundación del túnel durante su construcción, se
bombeó el agua del acuífero de la zona: al vaciarse dicho acuífero, el terreno
cedió y con él los bloques de pisos]. En otros casos, zonas de lagunas
–humedales- de alto valor ecológico se secan: Las Tablas de Daimiel, Parque
Nacional, en Ciudad Real están prácticamente secas e igualmente las Lagunas de
Ruidera. El río Guadiana, que antes nacía de ellas ahora lo hace ¡80 kilómetros
más abajo! En la zona de la que se habla hay más de 40.000 pozos abiertos,
la mayor parte de los cuales son ilegales.
Salinización
de los acuíferos: cuando la
sobreexplotación se hace en acuíferos costeros o próximos al litoral, las
consecuencias son más graves, si cabe, por el fenómeno de la salinización.
Bajo
el mar y hasta una cierta profundidad, hay también agua marina subterránea.
Este acuífero marino contacta con el acuífero costero de modo que agua dulce y
agua marina entran en contacto, manteniéndose un equilibrio. Ambas masas de
agua no se mezclan, estableciéndose una superficie de contacto. Como el agua de
mar es salada, es más densa y se introduce bajo el agua dulce formando lo que
se conoce como cuña o intrusión salina.
Del
nivel del acuífero de agua dulce, que crea una presión hidrostática, depende
hasta qué distancia bajo la tierra firme penetra la cuña salina. Si el acuífero
se sobreexplota y el nivel freático desciende más de la cuenta, el agua salada
se introduce tierra adentro, el plano de contacto tiende a hacerse horizontal,
y alcanzará los pozos, imposibilitando el riego y, lo que es peor: salinizará
los terrenos de modo que aunque se vuelvan a regar con agua dulce no serán
aptos para el cultivo.
El
fenómeno de la salinización de los acuíferos costeros y, en consecuencia, de
las tierras, está produciéndose en muchas de las zonas de la provincia de
Almería, debido a una sobreexplotación exagerada que sigue en aumento conforme
se siguen extendiendo los invernaderos (Almería ha pasado en veinticinco años
de ser una de las provincias de menor renta per cápita de España a ser una de
las más ricas, pero a costa de un desarrollo incontrolado, que quizás, está
tocando a su fin).
Importante:
saber hacer un esquema y entenderlo.
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