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lunes, 6 de enero de 2014

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS.EXPLOTACIÓN DE LAS AGUAS SUBTERRANEAS





El agua de la superficie que se infiltra en el suelo atraviesa la denominada zona vadosa o de aireación y percola (“cuela” por gravedad) hasta la zona saturada, donde todos los poros están totalmente llenos de agua. En la zona vadosa, el agua se encuentra tapizando las paredes de los poros o suspendida en pequeñas cavidades alargadas llamadas capilares, pero sin ocuparlos en su totalidad y constituyendo la "humedad del suelo" (agua retenida o agua edáfica). Parte de este agua retorna a la atmósfera por evaporación, otra parte es absorbida por las raíces de las plantas y el resto se infiltra hacia la zona saturada. La superficie que separa ambas zonas, aproximadamente plana y horizontal la mayor parte de las veces, es la superficie freática, que se encuentra más o menos próxima a la superficie del terreno en función de las recargas (debidas a precipitaciones o a influencia de cursos de agua) o las extracciones. La altura a la que llega el agua constituye el nivel freático

Un acuífero (del latín aqua=agua y feros=llevar) es un estrato o conjunto de estratos o bien una formación geológica que permite la circulación de agua a través de sus poros o fisuras (grietas). Para que se forme un acuífero es necesaria, pues, la presencia de materiales fisurados o porosos, situados sobre materiales impermeables que posibiliten la acumulación de agua procedente de infiltración a partir de ellos. Es muy importante el estudio de la litología (el tipo de rocas) y de las estructuras geológicas de un terreno (pliegues, fallas, fracturas, etc.) para poder estimar los recursos hidráulicos subterráneos de esa región. Debido a la gran necesidad de agua que demanda nuestra sociedad, los conocimientos sobre aguas subterráneas son del todo necesarios. La rama de la Geología que estudia las aguas subterráneas es la hidrogeología.

Según el tipo de rocas que forman un acuífero podemos distinguir entre aquellos instalados en rocas permeables (ej. areniscas); rocas fisuradas (ej. granito); material sedimentario suelto (ej. los que hay en los valles de los ríos); acuíferos kársticos

Algunos parámetros de un acuífero a tener en cuenta son:

• Porosidad, m. Es la relación entre el volumen de huecos (ocupados por aire o agua) y el volumen total de la roca. La porosidad depende de la forma, tamaño y tipo de empaquetamiento de las partículas que constituyen la roca (textura y estructura), así como de la presencia de fracturas o cavidades de disolución. (La roca caliza no tiene poros, pero generalmente está muy fracturada constituyendo acuíferos de gran importancia).

• Permeabilidad o conductividad hidráulica, k. Es la facilidad con la que un material deja pasar un fluido a su través. Su valor depende tanto del tamaño de los poros como de la comunicación entre ellos (si los poros están aislados, aunque sean muy numerosos, harán que la roca sea impermeable → la conocida piedra pómez flota en el agua porque está llena de poros y éstos se encuentran aislados. En caso contrario se hundiría). La permeabilidad también depende de la viscosidad y de la densidad del fluido que los atraviesa (el agua no es pura). En general, a mayor porosidad, mayor permeabilidad.
Que los materiales sean permeables, no significa que deban estar sueltos: una roca compacta y con sus partículas soldadas, como la arenisca, puede ser una auténtica esponja capaz de contener una gran cantidad de agua entre sus poros.
Los acuíferos, en función de la presión hidrostática del agua contenida en ellos, pueden ser de dos tipos:
Libres: son aquellos en los que la superficie freática está en contacto directo con el aire (aire que ocupa los poros) y, por lo tanto, a presión atmosférica. La altura que alcanza la superficie freática constituye el nivel freático. Si el agua del acuífero se mantiene sin fluir (ver esquema) su superficie freática es aproximadamente horizontal. Son la mayoría.
Confinados o cautivos o a presión son aquellos que se encuentran entre dos capas de materiales impermeables. En ellos, si el agua ocupa la totalidad de los poros o huecos de la formación geológica que la contiene, normalmente estará sometida a una cierta presión, superior a la atmosférica. Por ello, al perforar un acuífero confinado, el nivel de agua asciende hasta estabilizarse en una determinada altura o nivel piezométrico (piezos = presión), pudiendo salir a la superficie sin necesidad de bombas. Estas perforaciones reciben el nombre de pozos artesianos. En los acuíferos cautivos, la zona de recarga no está sobre el propio acuífero sino fuera de él (el material impermeable impide la infiltración y llenado del mismo). Igualmente, para que el agua se halle a presión, la estructura “en bocadillo” deberá estar plegada (ver esquemas).

Un acuitardo es un terreno empapado de agua, pero que por contener poros de muy pequeño tamaño (y/o por otras circunstancias) el agua se mueve con gran dificultad, de modo que no resultan útiles puesto que el agua no se extrae fácilmente.
Los acuíferos de la zona de Valdepeñas siempre están situados sobre arcillas (rocas impermeables) y la mayoría son de roca caliza, lógicamente muy fisurada; también los hay de roca arenisca, que es una roca porosa e incluso se encuentran otros acuíferos en los valles de los ríos, que están formados por sedimentos sueltos como gravas y arenas.

Si un acuífero, debido a la topografía del terreno, asoma a la superficie en un lugar concreto, el agua que empapa las rocas o que circula por las fisuras se derrama (rezuma) formando un nacimiento o manantial. En muchos casos, si la cantidad de agua no es muy grande y la salida no la tiene en un punto concreto, suele hacerse una pequeña construcción que acumula el agua y que la deja salir a través de un caño. Se trata de una fuente.

Los acuíferos calizos aumentan su capacidad de acumulación de agua con el tiempo debido a la disolución que sufre la roca. Estos auténticos “tubos” son los ríos subterráneos (los ríos subterráneos forman parte de los acuíferos). Pasado el tiempo pueden dejar de llevar agua y se conocen como galerías. (Estas formaciones que se originan por disolución de rocas forman parte del llamado modelado kárstico). La salida al exterior de un río subterráneo se presenta como una oquedad o cueva y se denomina surgencia.

La arcilla es por lo tanto la base sobre la que se asienta el acuífero y la topografía, al cortar ambos paquetes de estratos, permite que el agua asome al exterior. Como el agua rezuma por las fracturas de la caliza hay que hacer una construcción para que se acumule y pueda recogerse en un caño.

Explotación de los acuíferos: desde la antigüedad se ha extraído agua subterránea mediante pozos (conductos verticales) y galerías (conductos horizontales). Estas construcciones se cavaban a mano y se rodeaban de piedra, dejando huecos a través de los cuales, el agua salía de entre los poros de las rocas o de las fisuras que constituían el acuífero (las galerías normalmente se hacían para acercar aguas subterráneas hacia lugares de interés, como poblaciones).
Desde hace algunas décadas, las nuevas tecnologías, tanto de excavación como de extracción del agua (bombas sumergibles), han permitido acceder a acuíferos muy profundos. Esto ha posibilitado el desarrollo de zonas que antes eran de secano. Es el caso de la provincia de Almería, desértica en gran medida y cuyos cultivos bajo plástico cubren grandes extensiones. Las llanuras manchegas también han transformado sus cultivos de secano en regadío. Y, en general, en toda España se está haciendo un uso intensivo de las aguas subterráneas.

Al hacer un pozo y extraer agua, se crea una depresión en torno al mismo que tiene forma cónica, es el cono de depresión. Dependiendo de la cantidad de agua extraída, el cono, cuyo vértice está situado en la parte baja de la perforación se expande, haciendo disminuir el nivel freático en un área más amplia. (.La existencia de pozos muy próximos puede, por lo tanto, producir grandes variaciones de nivel entre unos y otros por la presencia de los conos de depresión. Otras consecuencias negativas de la explotación de acuíferos son, la salinización, en el caso de acuíferos costeros y la subsidencia o hundimiento del terreno, muy preocupante si sucede en núcleos de población (La ciudad de Venecia se está inundando por este último motivo. También hay problemas en Albacete y se sospecha que el grave terremoto de Lorca de 2011 (Murcia) se debió al movimiento de una falla al desestabilizarse el terreno por el descenso del nivel freático a lo largo de décadas de extracción de agua subterránea).

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